Safe Creative #1502090159396

Enlace MotosDeEnduro

síguenos en twitter Siguenos en Instagram Siguenos en Facebook Siguenos en LinkEdin Siguenos en TripAdvisor

La soledad del vigía

Hay situaciones o mas bien lugares, que suelen ejercer en algunos una atracción magnética, un "no se qué" interior difícil de explicar.
Un arroyo recóndito a traves de una pradera en un valle escondido...
Una cima con unas vistas epatantes...
El murmullo de un rio bajo un puente milenario...
El rugir de unos rapidos en un cauce encañonado...
O el silencio de un bosque de hayas tupido y denso.
Pero, amigo...!
Una tormenta en el mar...!
Ahi... no hay escapatoria ni lugar donde esconderse.
Una vez vives una, nunca se olvida.
La sensacion de total, absoluta e infinita pequeñez.
Y el salir de ella por tus propios medios bien airoso y con la cabeza en alto, bien a trancas y barrancas.
No. No se olvida.
Supongo que por eso uno se sientesatraído por ellas cuando las vé
Para muchos, es algo terriblemente telúrico.
Tanto como rios, valles y montañas.
Es... magnético.
Sobre todo en la distancia y en la comodidad de la orilla, claro.
La arena ya húmeda no se levanta con el viento, fuerte, arrastrador de gotas desde lejos, que te golpean, con dureza, en la cara.
El horizonte, atronador y la negrura cada vez mas cercana.
Y a lo lejos, una torre de socorrista.
Sola, enhiesta en la playa.

Clavado en la arena, el salvavidas.
En la atalaya, ondeando, una bandera amarilla.
Y ondeando también, la coleta al viento de una mujer.
Casi una niña, sentada impertrérita con la mirada fija en el horizonte. Nada en ella se movía un milimetro, salvo su pelo, ondeando al mismo son de la bandera.
Tan sola allá arriba en su atalaya, a merced del viento, hacía fluir inmediatamente simpatía hacia ella.
A la par que admiración.
Absorta y estática, en su horizonte.
Concentrada en su tarea.
Supongo que era solo una percepción.
Algo propio del momento y la cercanía de la tormenta.
También supongo que estaría en contacto con sus compañeros a traves de walkies. Pendiente de la orden de izar bandera roja. Como tambien de que ningún idiota decidiera meterse en el agua antes de cerrar la playa... para no tener que sacarlo después, silbato en ristre, cuando la cosa se liara de verdad y fuera a mayores.
Pero su rigidez impresionaba.
Nada en ella se movía, salvo su pelo. Ni sus piernas y sus brazos, dorados por el sol, ni sus manos, ni su rostro. Nada.
Estatuaria.
Absorta, en su obligación.
Pendiente de su trabajo y de hacerlo bien.
Pese a la evidencia de que, en breve, el cielo iba a caernos sobre nuestras cabezas.





No hay comentarios :

Publicar un comentario

No tengas miedo... Es gratis e indoloro.
Pon lo que te apetezca, siempre que sea sincero y respetuoso.
Me hará mucha ilusión y me animará a seguir.
Pero sobre todo...
¡Muchas gracias por tu tiempo por anticipado...!
Un abrazote.
(P.D.: Elije el usuario "Anonimo" en el menú desplegable "Comentar Como:" si no quieres darte a conocer... o te resulta mas cómodo. Es el último "perfil" del menú)