(Con la venia del Maestre Patarrán)
Hace ya unos días, en compañía de una pareja de PPC (Patarranes de Pura Cepa) nos pusimos "a ritmo de furgo" en el norte de otra provincia.
No me preguntéis cual era, pues ya sabéis que me oriento fatal.
Pero lo que si os puedo asegurar es que nos pilló una nevada que hizo el día mas "mágico" todavía.
Tras aparcar la furgoneta, cambio rápido de ropa, motos al suelo y... hacia donde apunta la flecha: A cruzar al otro lado del valle.
Ya sabéis, lo de siempre: Primero subir. Luego bajar.
Nada mas arrancar y sin casi tiempo para entrar en calor, comenzamos a rebotar de piedra en piedra.
Rápidamente me doy cuenta que mis antebrazos comienzan a ponerse mas duros que el Turrón de Jijona, siendo el rebote continuo y sin tener ni medio minuto para descansar de "ese rebotar" que os comento. Un sin vivir.
Y fue en uno de esos "escaloncitos" en donde al dar un golpecillo de gas... zasca.
Enganchado “cual tanga en buyate angosto”.
Sin casi ya fuerza en los brazos, la moto salió de la entrepierna y saltó hacia arriba.
Tal fue el impulso que cogió, que también el manillar se fué de las manos, iniciando el vuelo y cayendo hacia la izquierda, fuera del camino, sobre las escobas y zarzas que allí había.
Esto del trial excursión y las motos canijas... es lo que tiene.
Así mientras mi compadre se acercaba rápidamente a echarme una mano para rescatar del abismo mi Cota 315r observábamos -entre risas- como comenzaba a nevar suavemente.
Y después un poquito mas, hasta llegar a otro paso complicado con regato de agua fría y cristalina que bajaba de lo alto de la sierra.
Y tras conseguir vadear, un descanso para reponer nuestros maltrechos cuerpos.
Tras el breve reposo, seguimos el camino con lago mas de nieve, pero recorrido con menos complicación.
La Cota 315r no dio problemas, pese al "allavoy" anterior.
Y al comenzar a descender hacia el otro lado del valle.. la nieve desapreció por completo.
Ahora rodábamos por un sendero estrecho, lleno igualmente de piedras sueltas, húmedas y resbaladizas, donde había que ir atento y sujetar fuerte el manillar si no querías dar con tus huesos en el suelo.
Y una vez dentro del sotobosque de roble melojo y helechos había que ir muy atento también, pues tanta hoja en el suelo... ocultaba alguna que otra sorpresa.
Volvimos a vadear otro arroyo de agua cristalina. Con cuidado ahora para no escarbar, pues ya estábamos bajo del valle.
Como veréis por estos senderos y coladas no pasa un alma cristiana desde... hace mucho.
Ideales para hacer "patarrán del bueno" y desbrozar algo las sendas que falta les hace.
Asi que, cuando terminamos de descender hasta el puente, nos detuvimos para recuperar la presencia de espíritu, disfrutando de encontrarnos en semejante paraíso, otro día mas y con nuestras motos.
Sin hacer daño a nadie.
A pesar de ser un poco pronto, llegamos a "la civilizacion" con hambre y nos dispusimos a comer las viandas que llevamos en nuestras mochilas.
¡Otro buen rato, ya lo creo!
Compartir juntos chorizo, jamón, queso, y la rica tortilla de patatas que prepara la Santa Esposa de mi compadre no tiene precio (¡Muchas gracias, Elenita...!)
Solo puedo deciros algo más.
Espero repetirlo este 2016.
Y espero que vosotros también.
¡QUE ENTRÉIS CON BUEN PIÉ...!
(To be continued)
Impresionantes fotos, Maestre. Como se lo montan algunos.
ResponderEliminarGracias x compartir.
Fede. Ciudad Real
Un placer para los sentidos el ver esta historieta en esta página patarranica
ResponderEliminarFeliz 2016 para todas, y
Uses, ráfagas y gasssssss!!!!!!