Hibernar o morir

Amigos de la Fauna Ibérica.
Aqui vá mi propósito de Año Nuevo.
Ya se habrán percatado ustedes, que cada vez se publica menos por aquí.
Y quizá haya llegado la hora de hibernar... que no de morir.
Decididamente, es hora de publicar menos. Mucho menos.
A no ser que apetezca mucho, claro, que de eso va todo esto.
De disfrutar con el placer de la escritura y contar historias. Y compartirlas.
Y alegrar cuerpo y espíritu, cuando alguien las lee y disfruta con ellas.

Pero... No nos engañemos. El formato blog como tal perdió su frescura hace mucho.
Efectivamente, en muchas ocasiones, se confunde el medio con los fines.
Si me preguntan, les contestaré con sinceridad: Yo no sé hoy por hoy lo que es ser "un bloguero" (si es que alguna vez lo supe)
Ni tampoco si se puede usar esa palabra, que ya empieza a resultar "casposa".
Lo que si sé es que -para mí- un blog no es más que un instrumento.
Una cosa, que me permite escribir -y exponer- de manera fácil y económica.
Y que otros lean. No hay más.
Por otra parte (aunque a veces me apetezca, lo confieso) no suelo escribir malas críticas, bien sea en formato blog o en otros medios como TripAdvisor, o Redes Sociales varias. Porque un mal dia lo tiene cualquiera.
Si. Les puede sonar a tontería. Pero así son las cosas. No deseo mal a nadie y sólo escribo sobre aquello que realmente me gusta. Sin casarme con nadie, pero con respeto (política, gastronómica y moteramente hablando)
Y si no es asi... mejor callar. Aunque a veces en algun perfil de twitter o facebook, uno no se pueda contener... y de rienda suelta a todos los trolls del mundo mundial. Que somos humanos, carallo. Aunque, no deben ustedes asustarse. Esto suelen ser mas peleas de gallos que otra cosa. Breves y cacareantes. Y después cada uno a su esquina. No suele llegar la sangre al río.
Bueno. Al grano. Que me disperso, como suele ser habitual.
Les cuento todo esto, porque recientemente he confirmado una percepción que tenía desde hace mucho.
No voy a decir quien ni cómo, pero recientemente se me acercó -mientras yo andaba entre manteles  y condumios- el responsable de un negocio de gastronomía. Supongo que, el verme hacer fotos e inquirir a servicio y responsables de sala con interés, despertó su "curiosidad". Digo yo.
Responsables de sala, que entiendo además eran sus hijos... siguiendo la tradición del negocio.
El empresario de restauración en cuestión, ya de edad "adecuada" y circunspecto, tras una breve toma de contacto, alguna sonrisa serena y -viendo que nos entendíamos- me pregunto solapadamente aquello de "cuanto le iba a costar esto".
Me quedé de piedra, para que les voy a engañar. Sin palabras en la boca.
No porque me sorprendiese la noticia.
Si no porque me ocurriese a mi.
Al fin y al cabo no soy mas que un humilde juntaletras sin oficio ni beneficio en todo esto. Conocedor de que "la internet" se ha llenado de contenido espurio y es en gran medida un inmenso lodazal. De que existe una gran banda de gorrones que intentan sacar provecho del trabajo ajeno.
Y por supuesto, de que algunos incluso, piden dinero a cambio de opiniones. Parné a cambio de no arrancar la piel a tiras al restaurador de turno, bien sea a base de tuits, posts en el muro o fotos en instagram.
Pero que me tomaran (a mi) por "uno de estos"... caramba.
Total, que ahi estaba yo, con la boca abierta, y sin saber que decir.
Y dije lo que me salió del alma:
"No se preocupe usted, que yo nunca hago malas críticas, que un mal dia lo tiene cualquiera".
Pero ante su insistencia (con mucho arte, todo hay que decirlo) me sorprendí otra vez a mi mismo. Escuchando mis propias palabras como si fueran un fílmico "voz En-Off":
"Esté usted tranquilo, que esto lo hago por afición y nunca he cobrado por ello"
Aún así, no pude evitar que no me cobrase postres y cafeses.
Y ahi quedó la cosa.
No se pueden imaginar ustedes como salí del establecimiento.
Casi levitando, oigan, con la conciencia tranquila y el alma en paz.
Pero me quedé pensando.
Pensando en que tampoco es plan sentirse a veces un loco gritando desde los árboles, frente a la inmensidad de la mar océana,
Si. Quizá ha llegado el momento de hibernar conscientemente.
De tomar perspectiva y publicar solo lo indispensable. Lo que me haga vibrar.
Observar desde la distancia todo este infernal ruido de visitas, seguidores y engagement. Y no prestarle mas atención de la necesaria.
Que al fin y al cabo... esto es por afición.
Y -las cosas como son- no me debo a ningun comisionista, ni intermediario. Ni tengo objetivos que cumplir para facturar a final de mes.
Y por supuesto, no soy un caradura.
Asi que les deseo que sean muy felices este año entrante.
O por lo menos, inténtenlo. De la mejor manera que puedan, oigan.
Que -como les dije- de eso va todo esto.
Y además (esto) va muy aprisa. No se pueden hacer ustedes idea.
Nos vamos viendo por aqui.
Aunque sea menos.

Que entren ustedes con buen pié.