La España Vacía

Esta Ermita la llaman de la Soledad, pues en medio de la nada parece que se halla.
Cercana a una pequeña villa amurallada, ha salvaguardado este camino desde hace mas de quinientos años, aguantando fríos y solanas, humilde y cercana.

Casi mil años andan estas columnas sosteniendo este pórtico, perdida espadaña en el centro de la meseta castellana, testigo del románico mas humilde.

Esta llanura esta entre dos serranías tan diferentes y tan parecidas. Tan lejos... y tan cerca. Entre ellas dos y sobre la llanura, los antiguos romanos ya cultivaban cereal.
De eso, hace mas de dos mil años.

Y es que...
Hay un lugar en la Piel de Toro que llaman La España Vacía.
Para aquellos que gustan tanto de carretera (sin prisas ni autovías y con mucha curva), aquellos que gustan de asfalto pero no de tráfico, de kilómetros pero no de velocidad...
Para aquellos a los que introducirse en una pista forestal -centenaria pero de tránsitos ya olvidada- resulta ser un goce para sus sentidos.
Para todos aquellos a los que ese punto intermedio entre uno y otro mundo es su lugar... Perdidos por caminos, más que carreteras, o por algunas carreteras que otros llamarían caminos.
Para todos ellos, este lugar es el cielo en la tierra.
No sabría si llamarlo, trail, offroad o "full spanish overlanding".
Ya saben... por lo del "postureo".
Y todo eso.
Pero este lugar ofrece mucho a todos esos locos, tan cuerdos.
Rectas infinitas, curvas a granel, baches, polvo, barro, grava... y buen asfalto también, en lugares insospechados y donde no se vé un alma.
Todo eso y mucho mas esta en la España Vacía. O vaciada, según algunos.
Un "walhalla motero" que va desde Orense a Almería, desde Huesca a Jaen, desde Burgos a Granada y desde Cáceres a Teruel.
Aunque... a todos los que la visitamos de tanto en tanto, nos conviene recordar que es una tierra dura. Siempre lo ha sido. Por sus inviernos. Por sus veranos. Por sus despoblados.
Por su ausencia de servicios e infraestructuras, pese a todo lo que se ha hecho y todo lo que se ha avanzado (mucho, muchísimo) en esta España del Siglo XXI.
Seamos pues respetuosos con ella y sus moradores. Para algunos de ellos el apego a este -su terruño- es la única razón de su existencia. Es menester pasar por ella de manera queda, y humilde, con los que en ella viven.
Llevémonos fotos. Dejemos solo huellas. Pocas. Cuantas menos mejor.
Y... No molestemos con sonoridades urbanas. Atravesémosla reverentes, casi conteniendo la respiración.
Aun así... no os la perdáis: La España Vacía.
Vale la pena.
De verdad de la buena.