Camino del País vasco con Aemotur

Pues aquí andamos, reflexionando.
Y repasando fotos y notas de una buena salida.
Y es que... el equipo de Aemotur se trabajó para la ocasión un "rutón" de los buenos.
Casi mil quinientos kilómetros de carreteras "de las que gustan" con muchas y variadas ocasiones para disfrutar de lo lindo a lomos de tu montura.
Todas ellas camino del País vasco.

Alguna pista de enlace y mucha carretera de montaña (pero mucha) cruzando, Guadalajara, Segovia, Soria, Burgos, Logroño y Navarra... para llegar a San Sebastián.
Y vuelta a empezar.

Disfrutamos con curvas, apuramos frenadas, buscamos vértices y también nos deleitamos con el país (o países) el paisaje y el paisanaje. Hubo tiempo de sobra para tramos de "easy ride" embobados con cascadas, arroyos, regatos... y toda esa gama de colores que solo existen en el norte de la península a final de otoño.

Seguimos los valles del Urbión, el Ega, el Erreka, el Araki, el Urumea... y volvimos junto con los cauces del Arlanza, el Neila, el Lobos y el Ucero.

Atravesamos los Picos de Urbión y la Sierra de la Demanda y enfilamos hacia el cantábrico a través del puerto de Ezkurra, uno de los lugares más lluviosos de España, descendiendo por valles estrechos y profundos a través de Goizueta y la Merindad de Navarra. 

Pasamos por poblaciones emblemáticas y saludamos a sus castillos y sus iglesias. Berlanga, Calatañazor, Viniegras, Haro, Briones, Erreka, Ezkurra, Estella, Goizueta, Hernani, Ezkaray, Quintanares, Pineda de la Sierra... y tantos otros.

El caserío de Pineda de la Sierra se recuesta a las faldas del Pico San Millán, que con sus 2132 metros constituye el punto de mayor altitud de la provincia de Burgos. Lo arraviesa el rio Arlanzón, joven y recien nacido. En sus tiempos fue lugar próspero por su riqueza ganadera, pero mas alla de eso, hoy en día, la iglesia de San Esteban Protomártir se erige como monumento singular, en el que vale la pena detenerse.
Arquivoltas, capiteles, absides y canecillos, todos ellos de arenisca roja.
Y una maravillosa galería porticada, verdadero icono de la edificación.
Como digo... una auténtica joya que merece la pena contemplar.
Y tambien su maravilloso puente medieval sobre el rio.
Otra joya.

Porque por supuesto, hubo turismo. Claro que si.
Como no podía ser de otra manera: el de Siempre, el Gastronómico y el Enológico. Pernoctamos en Haro, corazón de la Rioja y catamos caldos y carnes. En templos del cordero, de la verdura y del tempranillo. Faltaría mas.

En buena mesa y mejor mantel entablamos animada conversa con el grupo de compañer@s de viaje. Nos reímos, "arreglamos el país" y de tod@s aprendimos algo. Gracias a ellos -por que no decirlo- volvimos un poco mas sabios.

Algunos de ellos... con una "importante" carta de vinos de un "grosor" como nunca habíamos visto. Para que les voy a engañar.

Porque sobre todo, como siempre, nos envolvió el buen rollo motero.
Ese que no cansa y que pervive en toda salida motera que se precie de serlo.
Pero... La climatología nos respetó, sólo hasta el domingo de vuelta en el que apareció la dureza de las montañas Burgalesas y Sorianas. La niebla y el aguanieve no nos dió cuartel.
Pero disfrutamos igual. Las zonas visitadas eran de tal belleza, que ni siquiera la lluvia detuvo el disfrute.

Hayedos, abedulares, bosques de robles melojos, encinares y bosques de pino albar, se nos mostraron por un camino en el que cruzamos cinco comunidades autónomas.
Y había ganas de mas.
Por mi parte también comprobé que tras al revisión pertinente, los chicos de BMW Rolen Motor han dejado la moto como nueva. Y volví a darle vueltas a eso de cambiar de moto. Dado el "idilio" que últimamente estoy viviendo con la mía.
La "Milana Bonita" para algunos, o "la Lola" para otros... Ni rechistó.
Siempre suave, siempre dócil, siempre amable. Siempre "avisando". Creo que esa nobleza y ese aplomo, me salvó de alguna que otra, en un par de ocasiones. Sin duda. No sé si con otra moto hubiera salido airoso.
Y los neumáticos, pese a estar la trasera ya en sus últimos días se portaron como nunca, dando merecida cuenta de su fama en mojado. Increíble el agarre de los tkc70 en agua. Ya era hira de probarlos con agua "de verdad".
Además, hasta estrenamos el mono de agua (tras mas de dos años de cargar con el). Por fin. Que alegría ponérselo y quitarle la etiqueta. No se pueden hacer idea.
Y por otra parte, comprobé tras comparación con sus competidores, porque los Seal Skinz tienen la fama que tienen (pies siempre secos y calientes) y la importancia de llevar un buen par de guantes.
Pero ya si eso... os lo cuento otro día.
Que aquí andamos, reflexionando.
Y pensando en cuando será la próxima.

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