Esto de estar confinado en la gran ciudad tambien tiene sus cosas buenas.
No tienes otra cosa que hacer, mas que pulular por sus calles, siempre concurridas y animadas.
Es cuestión de tomárselo con calma y dejarse llevar, deleitándose con el ambiente en cafés y terrazas, pues sus aceras y bulevares dan para mucho.
Además, si hay suerte, puedes llegar a toparte con un bellezón como este y rendirle homenaje con algunas fotos.
Arranque de patada, por si acaso. Que lo del botoncito era todavía una novedad.
Frenos de tambor (de la época, oigan).
Guardabarros de metal (con sus heridas de guerra) pulpos y asiento tipo "sofá chester".
Un sencillo velocímetro embutido en óptica delantera, cockpit inexistente y nada de electrónica, que todavía no había de eso.
En resumen, maravillosa.
Y la placa portanúmeros, la bolsa de tela "vintage" y los neumáticos de tacos... le van.
Se nota que es querida y mimada por su dueño. Quiero decir...
No está "como un cromo" pues lleva cicatrices de guerra y se la vé algo baqueteada, como buena scrambler. Parte del "atrezzo" inevitable, supongo.
Pero aún así... me parece todavía vibrante, hermosa, sencilla y orgullosa.
Me hubiera gustado charlar con él, con su propietario. Y que me contara su historia.
La historia de esta vieja dama.
Still Alive.
DEP Maestre Patarrán
ResponderEliminarEstaba leyendo tus crónicas, surcando nuestras sierras a bordo de tu 790, y de pronto este golpe fuerte y duro de tu pérdida, así de golpe.
ResponderEliminarSin conocerte, sin haberte leído antes de hoy, me siento muy triste. Me has recordado lo efímero de nuestra existencia y enseñado que debemos vivir plenos, por qué en el momento menos esperado, la parca nos reclama.
D.E.P