El Semáforo

Un atardecer de final de otoño, en la bulliciosa capital del reino.
Casi invierno ya.
Con ese sol lánguido, de invierno manchego, que apenas calienta y que junto con la ligera bruma y la contaminacion... parece que envuelva a la ciudad en una especie de halo fantasmagórico...
Casi irreal.
Estoy parado en el típico semáforo de tres carriles, confluencia de varias arterias de la gran ciudad.
Caras largas, algunas de ellas tensas.
Lo típico en estos mega cruces... cada uno a lo suyo... y pendiente del de al lado no sea que te la lie... que hay prisa, leñe.

Y ahí está él.
Otra vez.
Un chiquillo (o lo parece) con bombachos de satén verde, un jersey a rayas horizontales y un chalequillo a cuadros.
Lleva como todo "atrezzo", un bombín negro y una nariz roja de payaso.
Vamos, de esas que te venden en cualquier chino.
Pero da el pego, el muy cabroncete.
Con unas pelotillas y unos bolos hace su "performance"
No es nada del otro jueves. Pero da el pego.
"Desde luego -me vuelvo a decir a mi mismo- mucho mejor encontrarse a esta gente que a los que te limpian el parabrisas... "voluntariamente". Digo.
Este es gracioso.
Se lo curra con salero.
Y con un frío que pela.
Además... Es que... Es que... este tiene algo.
Lleva el pelo largo, recogido en una coleta, por debajo del bombín.
Un castaño claro, que se antoja sedoso y suave.
"Si es que parece un modelo de anuncio, el jodío."
La tez suave, tersa. Lampiño.
Los ojos verdosos, oscuros, pero de mirada límpida. Blanca y resplandeciente.
Igual que sus dientes.
Su sonrisa cuando acaba su personal espectáculo es...
Como os explicaría...
Es como... como cuando un niño pequeño te mira a los ojos, te reconoce y te sonríe con esos ojos sin mancha y esa cara iluminada.
Iluminada por la inocencia.
Iluminada por la alegría.
Si es eso...
Se le vé relajado.
Se le vé... FELIZ.
Lo he visto ya en varias ocasiones.
La primera vez me pareció el típico "espabilao"
Nada que ver con los "profesionales" que te sueles encontrar en El Retiro o similares, que se lo trabajan de lo lindo.
Pero... ya ves, este tenía algo.
Ya esa primera vez... me llamó la atención.
No sé muy bien decir porqué.
Después me lo volví a encontrar.
Otra vez, a la siguiente semana, creo.
Y volví a pasar a toda mecha pues pillé también el semáforo en verde.
Pero lo distinguí claramente.
Sentadito en una barandilla de peatones, como un pajarito al sol.
Esperando.
O no.
La verdad... Bien pensado... No parecía esperar nada.
Solo estaba allí. Sentadito al sol.
Y hoy... ahí lo tenía de nuevo.
En el paso de peatones.
Frente a mí, a un par de esloras de distancia.
Y hoy... Hoy me comía el semáforo. Eso fijo.
Ahí estaba.
Con su ropita de siempre.
Los bombachos de satén verde, el jersey de rayas, el chaleco a cuadros... el bombin y la nariz de espuma.
Con su "show" de siempre, sencillito pero con gracia.
Y su sonrisa al acabar.
Y la sensacion de FELICIDAD que emanaba por todos los poros de su piel.
"Juventud divino tesoro"- pensaba yo- "pero manda gaitas que a este se le vea tan feliz en un semaforo con este frío que pela..."
Miraba de reojo las caras de los que -dentro y fuera de los coches- a mi alrededor estaban allí también.
Pero como sin estar.
Grises. Estatuarios.
No sé si veían lo mismo que yo.
La verdad es que oscilaba entre la simpatía hacia aquel muchacho... y cierta irritabilidad por verlo tan contento.
Tan relajado. TAN FELIZ.
Parecía que era el unico - de toda aquella caterva de conductores y peatones- que realmente ESTABA ALLÍ.
Si.
Así era.
El estaba allí. En aquel momento.
Relajado. Feliz.
Los demás... no.
No estábamos.
Y entonces vino el "shock".
Mientras pensaba, no sin cierta envidia, en que a él se le veía "a todo color" y al resto de hombrecillos grises de su alrededor... se nos veía en blanco y negro.
Mientras pensaba en eso, vino el "shock".
¿Será posible...? - me dije.
Porque... al terminar, con el tiempo justito, antes de que el semaforo se pusiera en verde...
Al terminar, volvió a lucir esa sonrisa de niño inocente.
Y empezó a pasar el bombín pidiendo la voluntad.
Y fué entonces cuando me dí cuenta de que... de que cojeaba ostensiblemente.
Esto no lo había visto antes.
¡Que digo cojeaba...!!
Iba... Andaba dando saltitos.
De coche en coche, como un gorrioncillo.
Era evidente que le faltaba un pierna.
La derecha concretamente.
Justo por debajo de la rodilla.
Se apreciaba perfectamente bajo los bombachos de satén verde.
Cuando llegó a mi coche yo estaba paralizado.
Se acercó a mi ventanilla y me sonrió de nuevo moviendo el bombín con un vaivén de muñeca.
Envuelto en mi estupor, presa de mi torpeza, se me cayó el monedero en el suelo del coche, con las prisas para darle alguna moneda.
-No te preocupes, amigo -me dijo con calma- no pasa nada.
Y me lo dijo con aquella sonrisa.
Como cuando un niño pequeño te mira a los ojos.
Y te reconoce y te sonríe con esos ojos sin mancha y esa cara iluminada.
Marchó al coche siguiente, tras de mi, dando saltitos, antes del que el semáforo se pusiera en verde.
Yo seguía empeñado en buscar el monedero por el suelo del coche.
Pero no había manera.
Y tras las primeras tandas de pitadas tras cambiar el semaforo a verde...se hizo inevitable salir zumbando de alli.
Observé por el espejo como...como... como me levantaba la mano en un ademán para despedirse.
"Mañana estaré atento y le daré esa moneda que se merece, que hay mas dias que longanizas."
Pero no lo he vuelto a ver.
Siempre que paso por ese semaforo lo recuerdo.
Pero nunca lo he vuelto a ver.
Si, la ciudad es grande.
Lo sé.
Y estos "espiritus libres" van y vienen.
Pero... hay veces que llego pensar que no sucedió en realidad.
Que... que lo he soñado todo.
Pero no se me olvida.
Y..Y al recordarlo...
Tambien recuerdo "retales de mi vida, fotos a contraluz"... como si fuese la de otra persona... no la mia.
Como si no tuviese nada que ver conmigo y fuera una película en la cual "el prota" es alguien que me resulta familiar pero que... no soy yo.
¿Os ha pasado alguna vez...?
;-)
En fin chic@s...
A cualquiera de vosotr@s que lea esto:
Os deseo de corazón Feliz Año... y que entreis con buen pié.
;-)