Mas allá de lugares con glamour, históricos o muy turísticos... esta el mundo real.
Y la bulliciosa calle de Alcalá tras cruzar la M30 es un buen ejemplo.
Zona de barrio de clase media y trabajadora, terriblemente castiza. Terriblemente auténtica. El Carmen, Pueblo Nuevo... Ciudad Lineal.
Y en especial, la Plaza de Quintana que dá nombre a la zona.
Un lugar que aconsejo visiten, por su ambientillo con sus tradicionales puestecillos para intercambiar cromos. A solas o en compañía, con pequeños o con mayores, se sentirán (pese a lo urbanita y bullicioso del asunto), como en la plaza de un pueblo. Pues de eso se trata. Un pueblo: El barrio "de toda la vida".
Y con un clásico, una "institución" de la zona: El Docamar.
Establecimiento también que ha sabido evolucionar con el barrio y con el tiempo, tras sucesivas reformas.
Pero siempre famoso -en especial- por sus patatas bravas.
Y su salsa brava, claro. La tradicional. La de siempre. Servida en una botella de "güisqui" DYC y que te dejan a mano por si quieres más. Pero ojo si la pides "brava" en lugar de la version "light". Que tiene mucho peligro.
Entre semana, también se puede comer un acertado menú diario y otras lindezas de casquería, "fuera de carta" como sus míticas croquetas o sus raciones de oreja.
O sus tambien famosos mejillones "tigres" y su pincho de tortilla de patata. Jugosita y melosa.
A mi de vez en cuando, me gusta ver a camareros sirviendo a tope.
Ágiles, despiertos y conocedores "del negocio" después de muchas jornadas de barra.
Te hablan, te analizan con la mirada... se comunican contigo brevemente. Y te atienden.
Con profesionalidad.
Que quieren que les diga. Cuando un camarero "de los de antes" me atiende con seriedad y desparpajo a partes iguales, es que me deshago, oigan.
De los del foro... Aunque no lo sean.
Y es un gozo -de vez en cuando- oirles decir aquello de: "La freidora no dá pa más".
Por algo será, digo yo.
O cuando (esto lo vi con mis propios ojos) algun espabilado les quiere sacar las vueltas (y nunca mejor dicho) a cuenta del cambio de un billete. Ya saben, aquello de "te he dado uno de veinte"
La mirada del camarero fué un poema, oigan. Y el arte para lidiar con el lance, de puerta grande.
Pero no nos engañemos.
Que aqui se viene a por las patatas bravas.
Las de siempre.
Casi confitadas (entiendo que quizá las cuecen y/o confitan antes) pero con el exterior ligeramente tostadito y crujiente. En su punto de sal.
Cortadas al tamaño ideal para comerlas de una en una. Como Dios manda.
Y la salsa... Ah, la Salsa Brava.
Sin tomate. Sólo, cebolla, pimentón y algo más, que intento reproducir (sin éxito) siempre que puedo.
Servidas siempre como aperitivo de la bebida.
Y con botella también siempre a mano, por si te apetece repetir. Todo un detalle.
Que habrán bares con mejores patatas bravas (tengo una larga lista, no lo duden)
Y hasta mas baratas. También.
Pero el Docamar... no sé. Tiene algo.
Igual es porque los camareros perduran en el tiempo.
Lo cual dice también a favor de de los propietarios.
Digo yo.
Por supuesto, si quieren conocer mas opiniones, ya saben que siempre está TripAdvisor.
Aunque disponen de web propia, con un blog -muy interesante- donde se pueden leer mas cosas sobre la zona y el barrio.
Y sus sus héroes.
Y no.
No conozco a nadie del lugar.
Pero si el barrio.
Y este post es mi pequeño homenaje.
Ideal como punto de encuentro, para familias y amigos. Perfecto para un aperitivo mañanero, con caña bien tirada, vermú o un vinillo. Y una conversación distendida.
"De toda la vida"
No se lo pierdan.
Mas cosas sobre la salsa brava:
Patatas con Salsa Brava (I)
Patatas con Salsa Brava. La receta (II)
Patatas Con Salsa Brava: El Docamar (III)
Patatas con Salsa Brava. La receta (II)
Patatas Con Salsa Brava: El Docamar (III)
lloro de amor!!!! como echo de menos las birras & patatas bravas
ResponderEliminarSon un "must". Aunque algunos madrileños las denostan. Que le vamos a hacer... ;-)
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