Blandiendo fierro con los caballeros de la Ae-Motur.

Queridos cofrades de la Orden de San Gasín de los Traileros.
Endureros algunos. Hermanos moteros todos.
Han de saber vuestras mercedes, que no mucho tiempo ha fuíme llamado por don Xavier de la Veterana, Senyor de Garmendia.
Y díjome mi senyor en singular misiva:
“Elmese, mi fiel capitán, ved aquí que os necesito para blandir fierro por mis diezmos, pues cuervos y mensajeros aseguran que por ellos se ha instaurado el desorden y sus gentes no cogen sueño ni descansan alma”
Y no pude por menos que pensar en mi Senyor, cuan fuerte era su brazo i  fiel su Tizona i cuan brava era su mesnada, aquellos nobles caballeros del Ae-moTur llamados i conocidos de uno a otro confín de la cristiandad.
Y respondile con presteza: “Por mi honra i la de mis ancestros, Mi Senyor, que este viejo pero leal escudero de vuesa merced no ha de temer a infiel o criatura del averno. Contar con  mi brazo. Voto a Tal…!”

Y reunime con la brava mesnada del Senyor de Garmendia i los caballeros del Ae-moTur et partimos con prestexa, pues tardía era la hora y lejano el destino

Mas no era impedimento para tan brava mesnada, ni curva, ni camino, ni sendero, pues toda ella acometía con fierexa, blandiendo fierro sin igual, tanto a diestra... como a siniestra.

Y ansí fazimos, villa tras villa, burgo tras burgo, foresta tras foresta, mandoble aquí, tajo allá, golpe de maza acullá. Por Garmendia i mi Senyor, larga vida a los caballeros del Ae-motur…!

Pues no crean vuesas mercedes que el empeño era poco ni la tarea escasa, pues largos eran los diezmos a domeñar y grande la cabalgada

Y ansí los lugareños salían a nuestro encuentro por doquier, presa del júbilo i enfervorizados ante tal gallardía, la de los caballeros del Ae-motur

Pues ved aquí, que tras un paraje sucedíale otro, todos ellos de tal bellexa que, a fe mía, casi disminuían la bravura de mesnada i monturas.

Hayedos, rediles, sendas, bosques i senderos... todos ellos dispuestos por el Altísimo para deleite de los caballeros del Ae-moTur. Semper Fidelis.

Aunque a veces monturas et jinetes habiéramos de enfrentar en algún lance a extraño sortilegio o trasgo llamado "Plaquitam de Barrum Botijerum Enormibus Tocapelotae"

Aunque bravo era el hermano de la Ae-moTur y díjome ansí:

"Non temais vos, mi noble compadre, pues el lance, aunque arduo, siempre estuvo al alcance de mi acero..."



Y alli estaban los fervorosos Caballeros Endureros, sin dar cuartel a hereje, infiel o criatura de los avernos que osara hacerles frente.

Y sucedíanse vadeos y otros lances, todos resueltos con gallardía y elegancia, ¡Vive Dios!
Y tras vaguada y quebrada fazimos cima en collado, donde encontramos a Alguaziles del Rey, cofrades de la Orden de los Vigilantes del Sagrado Bosque.

Y uno de ellos deslizóse quedamente desde carreta.
Y preguntome por mi montura con simpatía, pero con ademanes a mi parecer embusteros, a lo que yo recelé.
Mas en siguiendo la plática, vímosle buena fe i despedimos a guardianes con mano en juncal cintura et gallarda apostura, para dirigirnos a reponer fuerzas.
Pues aunque no acusáramos esfuerzo alguno (tal era nuestra bravura) no era menester confiarse, ved aqui que larga quedaba la tarde i el camino, angosto.

Y ansí fazimos parada en aldea noble de El Mensiero, cuya regenta, Doña Almudena, ante la llegada de tan nobles caballeros acudió presta a rendirnos pleitesía y ofrecióse a preparar yantares en buena mesa et mellor mantel.

Tras reponer fuerxas, tampoco era cosa que nos faziera de temblar el pulso, pues sabíamos de temida "Subiditam Larguisimam cum Piedram Sueltam" también llamadas por algunos "Comotequedibus Lagiñastibus" ante la cual no había que dudar y teníamos que acometer con fierexa et bravura...
Por Don Xavier, nuestro Senyor...!

Y ansí seguimos lancve tras lance, puesto que mas sendas, caminos y avenidas nos esperaban i no era menester demora...

Pues los campos eran largos y toda vez recorrido el diezmo, hasta el final de mares verdes bien regados con primor por los vasalllos de Don Xavier, nuestro Senyor.

Y ansí fueron las cosas y ansí se las hemos contado.

En la noble villa de Magerit en el anyo del Senyor del dos millardos et diecinueve.