Amigos.
El Maestro Macarrón, Patarrán de Pura Cepa, nos cuenta
su última aventura.
Os dejo con él, que la cosa tiene miga.
(Iros agarrando... que vienen curvas)
Bueno, Patarranes y Patarranas...
Os cuento.
El
plan original era menos ambicioso, pero las cosas...
cambiaron
sustancialmente a un mes escaso de la partida.
Asi es la vida.
Lo que iba a ser un viaje
a dúo de 3000 kms se acabó
convirtiendo en una ruta en solitario con el
doble de distancia
por recorrer.
Tuve el tiempo justo de diseñar nuevos
tracks y tenerlos
listos para la primera semana de julio.
Realmente no
había problemas serios de calendario,
sólo la urgencia de salir de casa
cuanto antes.
El resultado: 25 días de moto y 5600 kilómetros recorridos
a lo largo de 7 países: Croacia, Bosnia-Herzegovina,
Montenegro, Albania, Grecia, Macedonia y Kosovo.
Calculo que un 60% fue off-road, me
hinché a hacer enlaces
por carretera.
En cualquier caso, como veréis
más adelante, los tramos
sobre tierra compensaron sobradamente el exceso
de asfalto.
Necesitaba
dejar coche y remolque dentro de la UE para no
sufrir problemas
aduaneros al cruzar las fronteras de los
países más orientales, de modo
que el inicio acabé
situándolo en Grabovac (Croacia).
El punto de
retorno, los monasterios de Meteora, en Grecia.
No existía ninguna
pasión mística detrás de esta elección.
Sencillamente en algún sitio
había que pegar la vuelta.
Y esta era una referencia imperdible.
Una
buena cartografía y una guía de conversación me
parecieron
imprescindibles para afrontar el viaje con garantías de éxito.
Sorprendentemente para mí, apenas usé ese material.
Por una vez no le di
mucha importancia a la planificación de
las etapas y preferí dejarme
llevar, el track diseñado en casa
ya me conduciría a algún sitio...
¿para
qué me iba a preocupar?
Y con los idiomas sucedió que el inglés, el
italiano o algunas
palabras de alemán fueron suficientes en la mayoría
de las
ocasiones.
La
preparación de la moto fue escasa.
Lo más relevante fue enviar el
amortiguador a Kinetic Suspensions para endurecerlo y que resisitiera
adecuadamente los kilos extra del equipaje.
Rafa me lo dejó en su punto y
debo decir que gracias a
su trabajo todo fue confort y estabilidad en
la retaguardia.
Las gomas elegidas para la ocasión serían el clásico
Mitas C-02 detrás y el poco conocido Michelin HP4
delante, los cuales
cumplieron a la perfección mis expectativas de agarre y duración.
Para
su montaje conté con la inestimable colaboración de Dual en su recién
estrenadas instalaciones.
Respecto al
equipaje, nada nuevo: las alforjas, el maletón
y la bolsa sobredepósito
Wolfman.
En la foto de abajo, la DRZ400, flamante en su primer día de
viaje.
Las
telecomunicaciones funcionaron de pena.
Vomitostar me castigó sin
roaming y estuve sin cobertura
prácticamente todo el tiempo.
Suerte que
Marta me explicó antes de salir algunos truquillos
del smartphone que yo
desconocía.
Bueno, y también todo el tiempo anduve sin carnet de
conducir (me lo olvidé en el coche), y sin luz delantera desde el octavo
día:
¡Qué largos se me hicieron algunos túneles...!
De todos modos
estos detalles tampoco me afectaron mucho.
Ya digo que la filosofía del
viaje fue la de dejarme llevar
y que fuera lo que Dios quisiera.
DRZ400. Trail Forever. DIA 1. GRABOVAC-JAJCE. 330 KMS
La noche anterior a la salida
todavía no sabía cómo iniciar el
viaje. De moral y forma no andaba bien,
tal vez sería mejor
comenzar por la costa siguiendo un recorrido
seguramente
bastante fácil, así podría ir adaptándome poco a poco a la
moto.
Inmediatamente pensé que eso mismo implicaría superar las
etapas
más duras precisamente al final, justo cuando
escasearían las fuerzas,
gran dilema.
En última instancia pensé que lo sensato sería afrontar los
tramos más duros al inicio, ya tendría tiempo de desinflarme
más
adelante. El tour balcánico comenzaría en Grabovac,
donde dejé coche y
remolque en un camping.
Al encargado le dije que tardaría en volver una
semana o tal
vez cuatro, que no estaba seguro de nada.
Grabovac, un
pueblito donde cada casa ofrece alojamiento.
Hay centenares de ellos
ordenados por número.
Primer destino: la base aérea abandonada de Zeljava.
Imagináos lo divertido que puede ser rodar por un aeropuerto.
Algunas pistas nacían del interior de las montañas.
De
los hangares bunkerizados salía un chorro de aire que te
dejaba helado.
Caminar por su interior, vandalizado y en ruinas, no era nada
recomendable.
Tras mucho buscar di con algún vetusto aparato camuflado
entre el follaje.
(Nota del Maestre Patarrán: Diossss... Un DC-3...! )
Me
consta que hay algún avión más oculto en la zona,
pero fui incapaz de
hallarlo.
Justo cuando marchaba del aeródromo, di con esta señal de
advertencia. Demasiado tarde. Y
de la base, a la frontera con Bosnia en Prnjavor.
En la aduana me hice
con unos cuantos marcos convertibles
y seguí, siempre por asfalto, hacia
el castillo de Ostrozac. Lástima que estuviera cerrado. Anexo al castillo destacaba
un curioso local.
Tuve
que rodar muchos kilómetros por asfalto hasta que poco después de
Bosanski Petrovac tomé contacto con las primeras pistas de tierra.
Primero a través de bosques, y posteriormente rodando por planicies más despejadas, pero siempre por caminos rápidos.
Hubo
ocasión de parar junto a algún monumento del pasado
comunista.
Como
norma, dichos monumentos estaban siempre en
avanzado estado de ruina, ya
nadie los cuida. Cerca del final de etapa, entré en la república Srpska, otro
territorio dentro de Bosnia-Herzegovina.
Poco después de llegar a Sipovo, el valle donde nace el río
Pliva Tuve la ocasión de observar la maestría al volante de algunos conductores.
Con
el atardecer llegué a las riberas del lago Plivsko y un
poco más tarde a
Jajce, donde solo me quedaba buscar el
albergue juvenil para reposar y
evaluar positivamente este
primer día de viaje: la ruta, la moto, el
paisaje...todo parecía
haber funcionado bien.
Un buen estímulo para mi
moral.
DRZ400. Trail Forever. DÍA 2. JAJCE-MOSTAR. 230 KMS
Segundo día por Bosnia. Este era el hostal de juventud
donde yo debía ser el menos anciano, en serio. Vi publicidad de algunos tours en moto de enduro por la
comarca. Las monitoras daban garantías de que la cosa
estaría animada.
Jajce es conocida por la cascada del río Plitva justo antes de juntarse con el río Vrbas, justo en medio de la ciudad.
El
plan inmediato consistía en seguir el trazado de una
antigua férrea en
dirección sur hacia Donji Bakuf.
Los primeros kilómetros fueron fáciles
de seguir, después el
recorrido empezó a complicarse, básicamente porque
la pista
estaba bloqueada en algunos tramos por muros u otras
construcciones. En ocasiones tuve que retroceder, tomar
carretera y
volver a conectar usando algún puente de dudosa
resistencia. El paisaje, no obstante, compensaba el esfuerzo de tener que ir improvisando la ruta entre obstáculos y desvíos.
También hubo momentos contemplativos en la ribera del
Vrbas, no todo iba ser darle al gas. Progresivamente
la ruta del ferrocarril se fue tornando más
salvaje. Algunos tramos
invitaban a darse la vuelta, invadidos
por la vegetación y con secciones
embarradas; daba la
impresión de que nadie pasaba por allí y que en
cualquier
momento estarían bloqueados.
Al final me salí con la mía y completé el recorrido tal como lo
tenía previsto hasta Donji Bakuf.
Seguí
rumbo suroeste hacia el lago Ramsko, evitando al
máximo las ciudades,
circulando a menudo por tranquilos
caminos agrícolas.
Las mezquitas abundaban en la región, en cualquier recodo
del camino te encontrabas con alguna.
Una
vez bordeé el lago Ramsko, tomé nuevas pistas hacia el altiplano de
Vran donde las temperaturas empezaron a bajar notablemente.
Como ropa de
abrigo sólo llevaba chubasquero.
Y no miento si digo que en algunos
momentos eché en falta
más protección.
Andaba yo perdido por la zona cuando me encontré con un
santuario dedicado a Diva Grabovčeva, una mártir local.
El solitario lugar infundía respeto, y los rosarios que colgaban
del busto de la santa tintineaban siniestramente con el viento.
Pero
fue justo en ese momento de "éxtasis espiritual" cuando apareció... un Golf.
Porque en estos países suele ser siempre un Golf.
Cuando más solo y
despistado te sientes en las montañas...
sueles encontrarte a un paisano
en su VW rodando por esas
mismas pistas que tan remotas y abandonadas te
parecen. Tras el receso en el santuario, proseguí por la planicie
pelándome de frío hasta que empecé a descender
Ya en las inmediaciones de la necrópolis de Dugo Polje.
Cuando
me cansé de pasear entre las tumbas llegó el
momento de afrontar la
sección final hasta Mostar bajo un
cielo cada vez más cargado de nubes,
el habitual celaje
durante aquellos días que pasé en los Alpes Dináricos.
Fueron
unos 1400 metros de desnivel en bajada casi contínua para llegar a la
ciudad del famoso puente sobre el Neretva. Me sobró tiempo para perderme
por las callejuelas de la ciudad hasta encontrar alojamiento y luego
para disfrutar del ambientazo en las calles con el histórico 1-7 que le
endosó Alemania a Brasil. Inolvidable. |
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Vaya tela con el Maestro Macarron. Menuda aventura.
ResponderEliminarImpresionante.
ResponderEliminarEsperamos la proxima entrega del viaje patarranico.
Que crack.
Joder con el Maestro Macarron. Los tiene bien puestos.
ResponderEliminarPues... iros preparando que las siguientes entregas prometen...! ;-)
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