Entre todos lo tenemos que parar.

Yo que siempre me había considerado feminista, ahora resulta que no lo soy tanto.
Y es que...
Siento vergüenza ajena cuando alguien se desnuda para gritar que a las mujeres no se las cosifica.
O cuando las celebrities nos dicen que las paragüeras de MotoGP son una humillación para las mujeres. Mientras salen casi desnudas a dar las campanadas (por un buen pico, supongo) y nos venden que ellas si están empoderadas, faltaría mas.

O cuando una Ministra de Igualdad colocada a dedo, muy soberbia ella, y con el único mérito real de ser la segunda novia -y ahora esposa- de un señor que dirige un partido de izquierda de forma dictatorial, nos dice que "le da igual la constitución y que mujeres y hombre no vamos a tener los mismos derechos".
No sé
A mi me educaron mis padres. Otra generación.
Un hombre que pensaba que por ser mujer tenia menos derechos que mi hermano por ser hombre.
Y una mujer que -desde muy pequeña- me decía que yo sería lo que quisiera ser. Sin más.
Mi madre, una mujer de otra generación, sumisa y rebelde a partes iguales, que no tuvo una vida fácil.
Una mujer, una esposa, una madre, que me enseño que si quieres, puedes.
Me enseñó a pensar por mi misma, a no depender de nadie, a ser fuerte.
Y me ayudo a convertirme en la mujer que soy ahora.
Trabajo en la prisión. Si, si... En la prisión.
Y los internos me respetan tanto como a mis compañeros, hombres.
Conduzco una BMW GS 1200 Adventure.
A veces he viajado sola.
Otras con amigas.
Sin compañía masculina. Sin "chicos".
Hace mas de veinte años que soy autosuficiente, económicamente.
Y no consiento que nadie me intimide o me haga sentir mal.
Lucho por mis derechos. Como tod@s, supongo.
Y desde un sindicato, en ocasiones, habiendo sido hace algunos años secretaria de igualdad de CC.OO. de Ceuta por los derechos de mis compañer@s.
Pero no puedo dejar de decir que no. No vamos bien.
No vamos bien si queremos imponer nuestros pensamientos.
Si queremos mas derechos solo por ser mujeres.
O si pensamos en los hombres como nuestros enemigos.
Igualdad si, feminismo también.
Educar en valores también.
Pero el hembrismo es un veneno, igual de malo que el machismo.
Entre tod@s lo tenemos que parar.

© Rocío Toledo